Ni dueños ni perezosos, los cuadros ministeriales del nuevo gobierno se abalanzaron sobre sus despachos con una trama de obligaciones y complicidades, un cálculo sobre el propio futuro laboral y, en muchos casos, ruidosos fracasos corporativos. Para su propia tranquilidad desarrollista, Farmacity, Telecom, el HSBC, Shell, La Anónima o Clarín son algunas de las fábricas posmodernas donde se criaron los nuevos prohombres que acompañarán al politburó del Colegio Cardenal Newman en la titánica empresa de disciplinar al Estado.
Por ALEJANDRO BERCOVICH