¡No! No se asuste. No hemos enloquecido. Tampoco diremos que descubrimos la pólvora. Para eso lea los diarios; allí, siempre alguno lo hace batiendo palmas y dando un grito, y los colegas –en un acto de verdadero sacerdocio- deben cubrir el hecho incrédulos, pero profesionalmente.
En cuanto a la historia que nos convoca, ya habrá tiempo para contar las acusaciones de “unos” hacia “otros”, mientras intentaban distinguirse de “estos”, para poder sentarse con “aquellos”; y que a su vez incriminaban a…. Está bien, voy al grano.
El robo será al diario Río Negro. En éste capítulo, nos dedicaremos a repasar la bonita página intitulada: “Unos 8,8 millones están en danza en Viedma”. Artículo publicado en dicho medio, el cálido sábado 24 de enero de 2009, en la página 19 de la edición impresa.
Invito al lector a jugar con los formatos. Para ser prolijos, en cursiva, iré marcando textualmente los diferentes pasajes de la nota referida. Comencemos:
“El patrimonio inmobiliario afectado por el nuevo asentamiento de la ciudad rondaría los 8,8 millones de pesos, según algunas consultas con operadores privados del mercado, sin contar la depreciación que podría castigar a cada propietario como consecuencia de estos hechos protagonizados por más de 200 familias”.
Va queriendo la cosa. Hace unas semanas atrás, la tierra parecía no tener dueño y describíamos las condiciones del basural. Sin embargo, informamos también que los supuestos “propietarios”, habían entablado negociaciones con el municipio viedmense con el objeto de cancelar una abultada deuda, y por ello pretendían ceder, una parte de las tierras en cuestión.
Claro, había un precio y un posible comprador. Sigamos:
“El sector reuniría a unos 160 lotes cuyo valor rondaría en promedio los 55.000 pesos, estimándose que si se ofertan sin servicios podrían cotizarse a unos 50.000. En caso de incluirse en las ofertas los tendidos mínimos de cañerías de agua y eléctrico, más cordón-cuneta; los valores apuntarían a los 65.000 pesos”.
A causa de otros sucesos que oportunamente narraremos, este cronista, visitó un año después de aparecido este artículo a uno de los operadores privados del mercado. El hombre fue extremadamente sincero: teniendo en cuenta las posibilidades de desarrollo futuro de esa parte de la ciudad, y el estado en el que se encontraban las tierras en cuanto a equipamiento de servicios, “como mucho”, la cotización de mercado rondaría en aquél momento los 30.000 pesos.
“Tenga en cuenta”, dijo, que el valor fiscal de cada terreno es de alrededor de $ 5.000, “pero cada uno mantiene una deuda por tasas y otros conceptos por cerca de $15.000”. Sumando a esto la irregularidad dominial y a la ocupación por parte de los vecinos: “si usted quiere invertir allí, va a comprar un juicio. Pero, financieramente, la usurpación le aumenta el valor a la tierra, porque le sumó equipamiento. Así y todo, la operación implica un riesgo. Si el vendedor se hace cargo de la deuda, yo pagaría el valor fiscal y las mejoras. Más o menos entre 10 y 12 mil pesos”.
Volviendo al artículo, los redactores del diario Río Negro, publicaron un dato erróneo: la cantidad de lotes en pugna superaba los 180, y las familias ocupantes ascendían a 300. Proseguimos:
“Entre los 8,8 millones de pesos deberían contabilizarse una porción de 10.000 metros cuadrados del predio ocupado, que una antigua familia de esta ciudad estaría negociando con una cadena de supermercados, y en el que sólo hasta la actualidad habría un acuerdo verbal de transferencia. Esa porción también cayó en manos de los ocupantes como otros sectores de espacios verdes”.
Si el lector se remite al plano difundido en la entrega anterior, el espacio verde al que se refiere el artículo, es la manzana catastralmente denominada 726.
En cuanto a la porción que se estaba negociando con una cadena de supermercados, vuelvo al capítulo dos de esta saga cuando citamos la nota publicada por la agencia digital de noticias ADN, sobre las negociaciones con el municipio. Al respecto, sugiero al lector revise los textos de las Ordenanzas 6583 y 6804 de diciembre de 2009 y junio de 2010 respectivamente. Ambas serán comentadas y analizadas en detalle en entregas posteriores.
Sigamos con el artículo:
“En el marco de estas conversaciones por la transacción inmobiliaria, los actuales propietarios ya presentaron formalmente una denuncia por usurpación ante los tribunales de esta capital” […] “También resultaron infructuosos los esfuerzos de los propietarios que iniciaron gestiones ante el jefe comunal para integrar a los ocupantes transitorios a las discusiones en el despacho municipal”.
Lo anterior, parece contradictorio pero no lo es: por un lado, sobre la ocupación del Barrio Santa Clara, hubo –hay- una denuncia por usurpación de parte de los sucesores de Mario Alberto Napp Somoza. Expediente al que ya nos hemos referido.
Pero sobre los mismos lotes había otros “propietarios” reclamantes; que a la vez estaban divididos en dos bandos: los flojos de papeles y los estafados. ¿Cómo? Sí; los sucesores, los flojos y los estafados.
Les dejo una tarea para el hogar: pida o busque,la Ordenanza1482 de septiembre de 1983. Sí, durante la última dictadura cívico, eclesiástica y militar, se dictaban Ordenanzas municipales que todavía están vigentes.
Hasta la próxima entrega.